viernes, 25 de julio de 2014

Espiral celeste

Es complejo revisar la composición del ser humano, ya que este está compuesto por una maraña muy compleja: Cuerpo, Alma, Mente entrelazados entre si.

Luego vienen los recuerdos, los sentimientos, nuestras esperanzas, nuestras decepciones, nuestras zozobras existenciales, nuestras pequeñas victorias gigantes, nuestras imprudencias, nuestros más profundos desconocimientos, nuestros mejores y fenomenales esfuerzos. Todo fluye en este universo y hay veces que sólo somos presas de esta espiral celeste.

¿Que tan ínfimo es el ser humano? Llora, ríe, ama, sueña, rompe sus sueños, pero vuelve a soñar; odia, pero vuelve y ama. Para nada es ínfimo, sin embargo también está sujeto a las reglas de una espiral superior, la bastantemente amplia voluntad divina. En ella gira quien quiere y quien no también. No vale la pena renegar de ella, solo vale la pena esperar en esta para que las respuestas lleguen de una en una. Si algo está ligado a nuestra aparente simpleza o banalidad, es nuestro efímero  estar en este plano; Por ello se tiene la certeza de que las respuestas existen y que se conocerán en el momento adecuado.

Los paradigmas existen y el ser humano siembra en ellos sus fundamentos para alejar a la incertidumbre. Craso error, los paradigmas solo ofrecen la visión de un mundo bajo un guión, nunca deben ser nuestra única verdad. Por esto,  lo único exacto, afuera del pasado, es el hoy. Sólo podemos vivir disfrutando del hoy y teniendo el agradecimiento por cada minuto que vivimos, porque sin duda este no volverá mas que en nuestros recuerdos. 

Sólo resta agradecer por el hoy, porque entre tantas cosas, siempre se encuentran bendiciones. Lo importante es saberlas ver. Así como el pescador sabe en que momento debe atrapar su provisión

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